A fajarse los pantalones ¡Ya!

Estamos en la Hora 25. Ya se llegó al límite. No debe permitirse más violencia como presión ni como muestra de inconformidad. El Gobierno Federal tiene que actuar con eficiencia, con inteligencia, con firmeza. Caer en una lucha fratricida como hace cien años, sería aceptar que los mexicanos hemos fracasado. Dejen atrás los discursos condenatorios y no vayan al muro de las lamentaciones, porque la sociedad urbana, rural, activa y actuante, exige volver a vivir en paz.

La atención del mundo --frase que hoy no es retórica-- está en lo que acontece en este hermoso país que es México. Lo ocurrido en las últimas semanas de septiembre y en lo que va de octubre, en diversas partes de la República Mexicana, ya es objeto de sesiones especiales en la Organización de las Naciones Unidas, en la Unión Europea, en la Eurocámara, en el Parlamento Europeo, en el Congreso Alemán (Bundestag). Hay manifestaciones callejeras en muchas ciudades de Europa.

Puedo afirmar que desde los años treinta, o sea desde hace casi 85 años, el país no vivía una situación caótica como ahora y ninguno de los 15 Presidentes de México anteriores a Enrique Peña Nieto, enfrentaron cuatro graves sucesos como hoy lo son: la muerte de 22 personas en Tlatlaya, Estado de México; el asesinato de un diputado federal en el Puerto de Acapulco, Estado de Guerrero y en esta misma entidad el secuestro de 43 estudiantes normalistas, además del asesinato de 3 estudiantes más y de otras tres personas. A ello súmenle el intransigente movimiento del Instituto Politécnico Nacional.

“A quien no le preocupasen los últimos acontecimientos de México no tendría alma, ni corazón, ni sentimientos”, expresó en Bruselas, Bélgica, la eurodiputada española Teresa Jiménez Becerril, presidenta de la Delegación para las Relaciones entre la Unión Europea y México, al término de la sesión de la Eurocámara. Mientras que en nuestro lindo México el Presidente Peña Nieto manifestó su condena por lo registrado el lunes pasado en Iguala, cuando alumnos y maestros destruyeron las oficinas gubernamentales en Chilpancingo, capital del Estado de Guerrero.

Se ha descartado que alguno de los 28 cuerpos encontrados en las seis fosas, cerca de Iguala, corresponda a uno de los 43 normalistas secuestrados el pasado 26 de septiembre por la policía municipal y entregados al grupo delictivo “Guerreros Unidos” y se sabe que el líder de ese grupo se suicidó al verse copado por la policía. Benjamín Mondragón Perea, “El Benjamón”, estaba en una casa de la Colonia El Naranjo, en Jiutepec. Estado de Morelos. Informaron que se disparó un tiro en la cabeza. Nada comunicó la Procuraduría General de la República respecto a quienes corresponden los restos de los 28 cuerpos hallados en las fosas.

Frente a la gravísima situación que se confronta, es urgente la participación de todos los mexicanos, hombres y mujeres con derechos y obligaciones constitucionales. Dejemos de ser los críticos permanentes del gobierno, porque ya es mucha la sangre derramada, son decenas de familias guerrerenses que viven bajo amenazas latentes de la delincuencia
organizada y hoy sufre por la desaparición de 43 jóvenes; son muchos hogares enlutados en Tlatlaya; hay una viuda e hijos desamparados por el asesinato del doctor Guillermo Gómez Michel, diputado federal por un distrito del Estado de Jalisco.

Sí, estamos en la Hora Critica. Es el momento de que el Presidente Enrique Peña Nieto ¡se faje los pantalones!, porque no deseamos, no queremos, un estallido social. Ojalá recurra a personas que tienen toda la experiencia política y el don de la conciliación. Que los extremistas entiendan que a estas alturas del drama guerrerense, lo que menos importa es que Ángel Heladio Aguirre Rivero se vaya de la gubernatura; ya es muy tarde para dar ese paso. La historia habrá de juzgarlo y ubicarlo en el lugar que merece.

PREGUNTA PARA MEDITAR:

¿Saldrán avantes los servicios de inteligencia militar y civil, coordinados por Monte Alejandro Rubido García, para identificar a los autores intelectuales y a los materiales de los sucesos de Iguala?