Ayotzinapa de nuevo

Una justicia demorada
durante demasido tiempo
equivale a una justicia
denegada.
Martin Luther King

El discurso agresivo, dentro, amenazador del secretario de educación Pública tiene sus repercusiones en la realidad y en los hechos. Sabemos que el discurso encendido del poder cuando se refiere a sus enemigos, es un aviso de que arremeterá violentamente contra ellos.
Pero en México quien se inconforme es enemigo del gobierno, más aún en un gobierno que quiere que la ignorancia invada toda la población, los profesores son sus enemigos y tienen en el secretario de Educación, a su fiel soldado para el exterminio de esa plaga llamada magisterio.
Pero al magisterio hay que exterminarlo desde la raíz, es decir en las normales de ahí que la Policía Federal no escatima reputación o moral alguna y continúa provocando, agrediendo y golpeando a los estudiantes de la normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa.
Las frases más utilizadas por las policías Federal, seguramente por recomendación de sus altos jefes, es la referencia a los 43 estudiantes desaparecidos. La provocación se dirige a una herida que las más altas autoridades del país han querido mantener abierta.
Los uniformados insultan a los compañeros desaparecidos, las aseguran que nunca volverán a verlos, que nunca van a encontrar ni sus huesos. Lo cual denota un conocimiento acerca del destino de los 43 normalistas desaparecidos.
Así, para exterminan la educación en México, la pública, de la privada no se preocupan porque está diseñada para esterilizar de las protestas sociales a los alumnos, van al semillero de los maestros para ver si hay una baja más.
Así, el enfrentamiento en el libramiento de la carretera Chilpancingo-Tixtla, con saldo de una patrulla apedreada y varios alumnos heridos, entre ellos uno grave por quemaduras en un brazo que le provocaron artefactos lanzados por los uniformados, se suma a las agresiones del gobierno federal contrala educación, claro la educación que quiere exterminar El gobierno federal, a través de su verdugo Aurelio Nuño.
Pero la historia oficial la escriben los vencedores y así figuró el boletín de prensa: ’Normalistas de Ayotzinapa agreden a policías estatales, destrozan una patrulla y lesionan severamente a un elemento, y se lo llevan, en abierto acto de provocación’.
La dirigencia estudiantil explicó que acudieron a Chilpancingo a repartir volantes junto con integrantes de la Coordinadora Estatal de los Trabajadores de la Educación de Guerrero. Cuando regresaban al plantel en un camión de pasajeros, elementos de la PF que se transportaban en tres patrullas interceptaron a los compañeros cerca de la caseta de cobro de Tixtla. En uno de los vehículos, con el número 14858, iban alrededor de 13 uniformados, los cuales se bajaron, los rodearon y agredieron verbalmente, además de quitarles sus cosas. Los agentes dijeron que de esa forma no iban a encontrar a los 43 desaparecidos, señalaron los estudiantes.
Por si esto fuera poco días después un grupo armado irrumpió en la escuela primaria Vicente Guerrero en la comunidad de Valle Luz un plantel educativo y se llevó por la fuerza a los profesores Dora Nicanor y Luis Villarreal en el municipio de San Miguel Totolapan, de Tierra Caliente.
Si el discurso de Nuño no fuera tan beligerante podría caber la duda sobre las intenciones del secuestro, pero si le damos congruencia a las exaltadas palabras del secretario de Educación, podemos inferir que discurso y hechos violentos son parte de una misma estrategia o por lo menos eso dan a entender sus declaraciones.