Cambiar de camiseta, vieja costumbre entre políticos


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Cambiar de camiseta, vieja costumbre entre políticos
Periodismo
Marzo 09, 2017 19:23 hrs.
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Jorge Herrera Valenzuela › guerrerohabla.com

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Hemos llegado a una etapa en que los hombres que se dicen políticos, perdieron la vergüenza y demuestran que carecen de ideología partidista. Argumentar lo primero que se les ocurre, lo hacen válido para salir de una corriente política e introducirse en un nuevo campo de acción para asegurar su futuro, ante la posibilidad de obtener el pago correspondiente. Eso siempre ha tenido un sello muy claro: oportunismo.
Por ahora somos testigos de un fenómeno que no puedo calificar de inédito, porque dejó de serlo hace muchos años: saltar de un partido político a otro. Los primeros en cambiar de camiseta, para ir en busca directa de una candidatura, fueron los priistas y no precisamente los que encabezaron en 1989 el cisma en el PRI, sino aquellos que no consiguieron ser postulados para una gubernatura u otro cargo de elección.
El único candidato a la Presidencia de la República que hay, en campaña desde el inicio de este siglo, es Andrés Manuel López Obrador. Él se quitó el uniforme del tricolor cuando no fue ratificado como presidente estatal del PRI en la asamblea celebrada en Villahermosa, Tabasco. El gobernador Enrique González Pedrero no lo apoyó, porque ’El Peje’ tenía en contra a los presidentes municipales. Anduvo vagando hasta encontrarse con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien lo impulsó para presidir nacionalmente el PRD y después para ser jefe de Gobierno del Distrito Federal. Andrés Manuel se quitó la camiseta del PRD, para combinar la del PT con la del Movimiento Ciudadano. Finalmente hizo su propio partido, Morena.
En el curso del presente año no son pocos los que anuncian su adhesión al político tabasqueño, principalmente los que militan en el Partido de la Revolución Democrática, el del cochinero como le llaman. Quienes antes lo atacaron, hoy se retractan y afirman que no van en busca de ningún cargo. Los legisladores dejan de ser del PRD, pero no abandonan las posiciones políticas que obtuvieron, ni renuncian a los millones de pesos que, anualmente, reciben.
De los catorce que no obtuvieron el apoyo del PRI para ser gobernadores, siete lo recibieron del PRD y a cinco los cobijaron los PANistas. Uno con su triunfo (Gabino Cué Monteagudo) ondeó la bandera de Movimiento Ciudadano en Oaxaca, mientras que en Nuevo León el expriista Jaime Rodríguez Calderón se declaró ’independiente’, al postularse para ganar la gubernatura. Refiero solamente los casos de los que figuraron en posiciones de primer orden, porque deben de haber situaciones iguales en cargos de menor rango.
Los que lucieron la banderola del Sol Azteca son: Alfonso Sánchez Anaya, en Tlaxcala; Ricardo Monreal Ávila, en Zacatecas; Leonel Efraín Cota Montaño, en Baja California Sur. Los tres fueron ’pioneros’ en los finales del siglo pasado. Del 1 de enero del 2000 para acá, anote a: Ángel Heladio Aguirre Rivero, que también fue gobernador priista interino, en Guerrero; a Juan José Sabines Guerrero, de Chiapas, convertido en diplomático por orden del Presidente Enrique Peña Nieto. En Tabasco se asentó Arturo Núñez Jiménez que por años sudó la playera PRIista. El más reciente es Carlos Manuel Joaquín González, de Quintana Roo, que se quitó el escudo del PRI y dejo una subsecretaría, en este sexenio.
Muy singular el grupo de expriistas que hoy viste la camisa del PANismo. Entre los cinco está Rafael Moreno Valle Rosas, ex mandamás en Puebla y aspirante a la candidatura presidencial, por lo que sigue gastando millones de pesos en su promoción. El empresario millonario Mario López Valdés, quien se hace llamar ’Malova’, gobernó en Sinaloa. El exrector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, Héctor Israel Ortiz Ortiz, dejó el aula y se fue al PAN porque su antiguo partido no lo respaldó e igual ocurrió con el abogado José Rosas Aispuro Torres que hace años dirigió el comité estatal del PRI en su natal Durango y hoy despacha como gobernador.
Otro que se vistió de azul y blanco, fue Antonio Echevarría Domínguez, empresario de inmensa fortuna; cuando estaba por terminar su sexenio, en 2005, en Nayarit, quiso dejar a su esposa Martha Elena García Gómez como gobernadora. Ella actualmente ocupa un escaño en el Senado de la República. El hijo de Antonio y de Martha Elena es candidato a la gubernatura nayarita, por supuesto con la bandera de Acción Nacional. De llegar a triunfar Antonio Echevarría García, sería el segundo caso de padre e hijo gobernadores. Don Emilio M. González, líder cetemista y líder senatorial, fue gobernador de 1981 a 1987; su hijo Ney González Sánchez lo fue en 2005 a 2011.
López Obrador está de plácemes, porque de diferentes partidos y de las tribus del PRD están sumándose al partido donde la única voz que debe escucharse es la de él. El ser colocado en algunas encuestas como el que tiene mayores simpatías en este momento, para ser triunfador en el 2018, dan margen para que ’la cargada’ sea hacia él. ’El Peje’ no es precisamente el que represente la unidad de las izquierdas, porque tiene dos extraordinarios jefes de campaña: el Presidente Enrique Peña Nieto y el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya dos hombres extraodinarios. Las izquierdas existen en los membretes. Los errores del gobierno federal le dan materia a López Obrador para atacar a Peña Nieto y Anaya Cortés insiste en el viejo slogan de que Andrés Manuel sigue representando un peligro para México.
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿Cómo reaccionarán los que hoy se rasgan la camisa, si el candidato de Morena no gana la Presidencia de la República?
jherrerav@live.com.mx

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