’Catón’
Armando Fuentes Aguirre
Los recién casados salieron a su viaje de bodas en el automóvil de él. Poseído por ignívomas ansias amorosas, el novio no pudo contener más los ímpetus de su pasión, y al ver a las afueras de la ciudad un motelito de corta estancia o pago por evento se dirigió a él de inmediato, pues ardía ya en deseos de consumar las nupcias. Al entrar en la habitación que les fue asignada –la número 210– el muchacho le dijo a su flamante mujercita: ’Siento un calor intenso. Encenderé el aire acondicionado’. Le informó la joven desposada: ’El de este cuarto no funciona’... Don Algón, salaz ejecutivo, le comentó a un amigo: ’Mi secretaria es muy buena. Pero cuando es mala es mucho mejor’… Goreto era un piadoso joven muy muy dado a devociones y lecturas pías. En una fiesta entabló conversación con una linda chica, y quiso tratar con ella uno de sus temas favoritos. Le preguntó: ’¿Crees en el pecado original?’. ’Pues te diré –respondió ella–. En estos tiempos ya es difícil encontrar un pecado verdaderamente original’… Don Poseidón le dijo a Gerinelda, su hija mayor: ’Tu novio es un engañador, un redomado hipócrita, un mentiroso’. La muchacha se asustó: ’¿Por qué piensas eso, padre mío?’. Contestó el rudo campesino: ’Anoche me dijo que va a pedir tu mano. ¡Como si no supiera yo lo que realmente quiere!’... En un cuarto de hotel dos chicas conversaban luego de beber algunas copas. El rumbo de la plática las llevó a un tema algo escabroso: se preguntaron por cuánto dinero estarían dispuestas a ir a la cama con un hombre. Le preguntó una a la otra: ’¿Lo harías por 10 mil pesos?’. ’Sí’. ’Yo también. ¿Y por 5 mil?’. ’También’. ’Yo igualmente’. De seguro las paredes de la habitación no eran muy gruesas, pues desde el aposento vecino se escuchó una voz de varón: ’Cuando lleguen a los 300 pesos me avisan’… Tibia y de plenilunio era la noche. La romántica muchacha le dijo a su galán con voz llena de emoción: ’¡Me gustaría poner luz en tu vida!’. Respondió el lúbrico sujeto: ’Entonces vámonos a lo oscurito’… El jefe de personal rechazó al joven que solicitaba empleo cuando le dijo que era soltero. ’Lo siento –le dijo–, pero aquí preferimos hombres casados’. Preguntó el solicitante: ’¿Son más maduros?’. ’No –le explicó el otro–. Lo que pasa es que están más acostumbrados a obedecer órdenes’… Al empezar la noche de bodas la nerviosa recién casada le dijo a su flamante maridito: ’Siento un no sé qué’. Le contestó él: ’Espera un poco y sentirás un sí sé qué’… En cierta ciudad del norte, fronteriza, iban por la calle dos muchachos demasiado finos para ser de frontera. Un majadero tipo les gritó: ’¡Adiós, sílfides!’. Respondió con enojo uno de ellos: ’¡Pos nos la pegaría tu papá!’… La viuda se enteró de que su difunto esposo había dejado la mayor parte de su fortuna a una vedette. Fue con el administrador del panteón y le dijo que quería hacer un cambio en la lápida de su marido. Preguntó el encargado: ’¿Qué modificación le quiere hacer?’. Respondió la señora: ’La inscripción dice: ‘Descansa en paz’. Añádale por favor: ‘Hasta que nos volvamos a ver, cabrón’’… En su primera noche de casado el novio se despojó con elegante movimiento de la bata de popelina verde que lo cubría y se dejó ver por primera vez al natural antes su novia. Preguntó ella: ’¿A eso se refería tu mamá cuando me dijo que tenías cosas de niño?’... Curro Tenédorez, torero de profesión, le confió tribulado a un amigo: ’Pienso que mi mujer me está poniendo los cuernos’. Inquirió el otro: ’¿Por qué supones eso?’. Explicó Tenédorez: ’Cuando en el ruedo alzo el estoque para consumar la suerte suprema el toro me dice: ‘No irás a matar a un compañero, ¿eh?’’… FIN.