Se desploma el poder adquisitivo de los mexicanos casi 80%


• El “desanclar” el salario mínimo no significa ir contra el bienestar social ni atentar contra el sistema de pensiones

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Se desploma el poder adquisitivo de los mexicanos casi 80%
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Diciembre 11, 2014 00:03 hrs.
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Francisco Medina/almomento.mx › todotexcoco.com

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CIUDAD DE MÉXICO, (Al Momento Noticias).- Tras afirmar que el poder adquisitivo de los mexicanos en los últimos 30 años sufrió una pérdida de más de 77.79 por ciento, de diciembre de 1987 a abril de 2014, y la productividad en este periodo cayó sólo 0.7 por ciento, Sonia Uberetagoyena Loredo advirtió que el incremento al salario mínimo, propuesto por diversos actores políticos y sociales, entre ellos el presidente Enrique Peña Nieto, debe garantizar un ingreso digno a los mexicanos, promover la inversión y la generación de empleo bien remunerado.

Así como la justa distribución del ingreso y la riqueza, que permita el pleno ejercicio de la libertad y dignidad de los individuos, de su familia, grupos y clases sociales, cuya seguridad está contemplada en el Artículo 25 Constitucional, que también subraya la rectoría del Estado en el desarrollo nacional con la finalidad de garantizar que éste sea integral, sustentable y fortalezca la soberanía y el régimen democrático, precisó la maestra en Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

La experta en la materia reflexionó que nadie en su sano juicio, se opone al incremento de salario mínimo, pues se trata de permitir la suficiencia, la estabilidad y el acceso de los bienes y servicios que garanticen dicho principio constitucional.

Sonia Uberetagoyena Loredo detalló que el salario mínimo se mantuvo estable durante casi 80 años, pero no ocurrió lo mismo con su poder adquisitivo, el cual sufrió una reducción de casi cuatro veces su capacidad de compra y consumo que es similar al de hace 30 años, lo cual es equivalente a la caída drástica en el nivel de vida de millones de mexicanos y del tamaño del mercado interno,

En su estudio titulado “El desanclar el salario mínimo en México, no puede ir contra el bienestar social ni atentar contra el sistema de pensiones”, la académica precisó que el eje central del aumento previsto en la iniciativa envió el Jefe del Ejecutivo Federal al Poder Legislativo para su posible aprobación y así desvincular el salario mínimo de diversos precios y tarifas de la economía, es que el ingreso de los trabajadores mexicanos sirva para satisfacer cada una de sus necesidades, elevar su nivel y calidad de vida .

Asimismo, permita a los once millones 347 mil 886 empleados de entre 50 y 70 años de edad afiliados al IMSS y al ISSSTE, y a los tres millones 786 mil 153 pensionados, según datos del INEGI al mes de Agosto de 2013, contar con los recursos suficientes para tener un retiro digno cuando llegue el momento.

Desde la óptica de la maestra en economía, no tiene sentido el aumento al salario mínimo planteado si sólo se vincula con la productividad y la competitividad, pues el poder adquisitivo ha caído 111 veces más, lo cual es “pavoroso”.

“Por supuesto que al garantizar el nivel de ingreso de los mexicanos, tendrá como efecto anticipado un incremento en el nivel de producción y competitividad, pues el desnivel al que se alude, lo garantiza”, reiteró.

Señaló que si el salario mínimo se relaciona con la canasta básica de manera objetiva, es decir, el conjunto de bienes y servicios indispensables y necesarios para que los trabajadores y sus familias satisfagan sus necesidades básicas, y cumpla con los compromisos internacionales, por lo que la propuesta del Presidente Enrique Peña Nieto es un buen instrumento para combatir la pobreza.

Siempre y cuando considere, también, la aptitud del trabajador para sostenerse a sí mismo y a su familia, lo que no depende de la cantidad de dinero que pueda percibir por concepto de su sueldo, sino de la cantidad de alimentos, productos necesarios y ciertas comodidades, que pueda adquirir.

Sonia Uberetagoyena Loredo afirmó que la canasta básica debe ser de bienestar por lo que debe incluir la salud, educación, vivienda, sin olvidar su justo valor monetario.

Indicó que el aumento en la productividad proporciona un margen de maniobra para que suban los sueldos sin que se generen efectos contraproducentes como la inflación y el desempleo
“La única forma como los salarios pueden elevarse sin crear presiones inflacionarias y desempleo es en un contexto en el que aumente la productividad, o bien que el diferencial entre salario y esta sea tan alto, como el que hoy se tiene”, subrayó Sonia Uberetagoyena.

Si los sueldos siguen la evolución de la productividad, sin rebasarla, aumenta la masa salarial de la economía lo que genera que suba el nivel de ocupación y el de las remuneraciones en términos reales: ambos objetivos (empleo y salarios) no entran en conflicto y se refuerzan mutuamente, puntualizó.

Sin embargo, precisó que la propuesta de “desanclarlo” como unidad de cuenta, debe aplicarse de forma impostergable para su recuperación y con ello evitar el continuo deterioro de la calidad de vida de las familias.

“El desanclar el salario mínimo no puede ni debe aplicarse al tema álgido de las “pensiones”, ya que se trata de aumentar el nivel de bienestar de la población por entero y no atentar contra las personas de edad, advirtió Sonia Uberetagoyena Loredo en su análisis.

“Hay que comprender que una propuesta, de esta naturaleza, busca incidir en el mundo del trabajo y su depresión permanente y no permitir de nuevo la precariedad, la inseguridad, la informalidad y los bajos salarios propiciados por el abandono de las actividades productivas en el país, cuyo recrudecimiento ha sido mayor en el campo, en privilegio de las actividades financieras”, enfatizó la académica.

Opinó que son estas reducciones las que provocaron inflación y desestabilización de la economía, pues si se atiende la ley de la oferta y la demanda, tan hostilmente implementada en México, baste decir que si no existe poder de compra, la producción de bienes y servicios reacciona a la baja y, al producirse escasez de los mismos, los precios suben.

“El problema no es menor, es mayúsculo, dado que las cifras manifiestan que el 50.4 por ciento de la población mexicana vive en pobreza salarial alimentaria al primer trimestre de 2014, lo que genera problemas de salud, que dada la escases presupuestaria en México, organismos como el IMSS y el ISSSTE, enfrentan problemas en grado superlativo”, alertó Sonia Uberetagoyena.

Sólo considerando la alimentación, sin incorporar en el análisis los servicios, de renta de casa habitación, luz, gas, transporte y otros, se puede afirmar que hoy en México, no existen condiciones para cubrir los mínimos alimentarios, ubicando con ello a más de la mitad de la población del país en problemas de Inseguridad Alimentaria que va desde lo muy grave hasta lo grave, con lo que la pobreza sigue en aumento, finalizó.

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