CHILPANCINGO, GRO., (Al Momento Noticias).- “Tenemos que luchar por la vía armada, compañeros. No hay de otra. Al gobierno no le importa lo que nos pasa. Todo lo que nos dicen es una gran mentira, una infamia”, grita, desesperado, un padre que vive con dolor y angustia desde que desapareció su hijo.
Habla con furia en el mitin que se llevó a cabo ayer en el centro de Chilpancingo —luego de la megamarcha realizada por avenidas principales de este municipio— justo afuera del palacio de gobierno, donde miles de estudiantes, maestros, policías comunitarias y activistas exigen el regreso, con vida, de los 43 normalistas de la Normal Rural de Ayotzinapa que permanecen desaparecidos desde el pasado 26 de septiembre.
Sin embargo, el no es padre de ninguno de esos 43 normalistas. Su dolor es de más atrás. Su hijo,Carlos Alberto González Arriaga, fue secuestrado el 29 de diciembre de 2012, cuando tenía 28 años.
Fue privado de su libertad en Taxco, Guerrero, y luego trasladado a Iguala donde fue entregado a la organización criminal “Guerreros Unidos“. Pese a las negociaciones con los integrantes del cártel y a la entrega de 271 mil pesos, no logró que lo devolvieran con vida.
De hecho no logró nada. No volvió a saber nada de él. En ese instante comenzó su rechinar de dientes.
Para el 2 de enero de 2013 metió la denuncia, pero tampoco ocurrió nada. No se avanzó ni un ápice. “Todo fue una mentira del gobierno”, lamenta ahora Carlos Alberto González Campo, de 54 años, quien aunque ha comenzado a hacerse a la idea de que su hijo está muerto, no pierde las esperanzas de encontrar su cuerpo.
Dice en entrevista con Al Momento: “En dos años es muy difícil que siga vivo. ¿Quién lo va a mantener? Ya me resigné a que está muerto; ahora lo único que quiero es enterrarlo junto a su madre para saber adónde llevarle flores”, expresa, estoico, con la rabia contenida.
Desde aquel diciembre de 2012, González Campo, mejor conocido como “El Colombiano” —es originario de aquel país—, busca, sin descanso, en todos los lugares donde pueda estar enterrado el cuerpo de su hijo.
Por eso, cuando se enteró del descubrimiento de las fosas en Iguala, el pasado sábado 4 de octubre, no dudó en sumarse a la causa de los normalistas. Sabe que entre las decenas de cuerpos, puede estar, por fin, el de Carlos Alberto. “Somos hermanos del mismo dolor”, señala.
Luego acusa: “El gobierno no hace nada porque todo esto es un gran negocio: los secuestros, las extorsiones, el cobro en las plazas, el tráfico de droga. Realmente son narcopoliticos los que tenemos aquí en Guerrero.
“Todo es una gran infamia, pura mentira. Tanto la Federación como las autoridades estatales saben qué ocurrió con los normalistas.
Pero no harán nada porque ellos mismos son los responsables”.
Afirma que la única opción que tiene la sociedad es levantarse en armas. “Sólo así nos respetarían como ciudadanos. Si esto se llevara a cabo, yo sería uno de los comandantes que iría por delante. En Colombia cargamos con una historia de 50 años de guerra civil y ahora hay un total respeto por el ciudadano. Eso es lo que hace falta aquí”, expresa González Campo, quien llegó a nuestro país en 1978.
- En esa lucha usted mismo podría morir…
– No importa, porque moriría con orgullo y con valor. Todos nacimos para morir y si con ese esfuerzo les damos una vida mejor a nuestros hijos, realmente vale la pena. No tengo miedo. Aquí hay narcos que nos espían, pero ¿qué nos puede pasar? ¿Morirnos? Todos nos vamos a morir y mucho mejor si es por un ideal, porque esto cambie, por hacer algo diferente.
- ¿Guarda la esperanza de encontrar a su hijo con vida?
-Ya son dos años que perdí a mi hijo pero sigo buscando y buscando y buscando. Ya me resigné a que lo voy a encontrar muerto. En estos dos años, ¿quién lo va a mantener? Lo único que quiero es saber dónde llevarle flores y olvidarme de esa zozobra de no saber dónde está mi hijo.
- ¿Cómo ha sido todo este tiempo para usted?
-Muy difícil. Llevo así dos años, imagínate cómo me siento. Cada vez que se descubren fosas en algún lugar sé que ahí puede estar mi hijo. Eso es muy desgastante. Por eso estoy aquí, con los normalistas. Somos hermanos del mismo dolor y sólo el que lo vive en carne propia puede sentirlo. Los mismos que secuestraron a mi hijo son los que ahora se llevaron a los estudiantes. Por eso sé que en alguna de esas fosas podría estar mi hijo.
- ¿Cuál es el objetivo ahora?
-Lo primero es sacar a Ángel Aguirre del gobierno de Guerrero.
¡Todavía se molesta porque le exigimos que nos entregue a nuestros hijos!
“El gobierno es pura mentira, vivimos una anarquía total. Todo el tiempo trata de intimidarnos y de mentirnos. Aquí el ciudadano no tiene ningún valor. Vale mas un perro que un ciudadano.
Desgraciadamente así está la cosa. Por eso estamos luchando para que esto cambie, para que México sea un país mejor. Sólo así los niños de ahora podrán tener un mejor futuro. Sé muy bien que puedo morirme en el intento, pero no me da miedo. Solo así descansaría en paz…”.
